A lo mejor sí estaban hechos para quererse, pero no por mucho tiempo.
La depresión y las mentiras.
 Would you stay for tea?
 Me gustan este tipo de fotos.
 My Favourite Faded Fantasy - Damien Rice
“I know someone who could play the part but it wouldn’t be the same.”

Son las 4a.m. y bueno, aquí me tienen. Estoy en medio de esas crisis existenciales de madrugada, o algo por el estilo quizá. Simplemente creí que era necesario escribir esto, porque después de todo la funcionalidad de este blog –en particular este– es de plasmar todos mis sentimientos y pensamientos acerca del mundo y las personas que lo habitan, que me rodean cotidianamente.
But I'm so tired of all.
Hace tiempo que ya me cansé de toda esta mentira. De toda esta vida. Cada día sólo consigo cansarme más y más de todo. Más de las mentiras que son las personas. Más de mi estúpida e insensata ilusión de ser importante. 
Si yo desapareciera mañana, si yo hiciera «puff» y mi existencia fuese borrada de la faz de la tierra... ¿te preguntarías que habrá sido de mí?

  1. He descubierto que porque tus padres sean tus padres no son seres perfectos y están llenos de defectos. Mentiras, promesas que nunca se llevarán a cabo, poca fe en sus hijos. Luego de quince años noté que mi madre no era tan asombrosa y mágica como solía verla a los ojos de mi niñez. Y que para bien o para mal, tiene un hijo consentido y él siempre tendrá beneficios que yo jamás podré adquirir. Strike one.
  2. A veces nos cuesta separarnos de algo por el largo período que se mantuvo con nosotros. ¿Qué te parecía despertar un día y darte cuenta que esos diez años de amistad fueron en vano porque sólo se han estado jodiendo en ti? La parte más patética es no ser capaz de desprenderte de esa amistad porque al fin y al cabo le sigues apreciando. Pero el círculo se sigue repitiendo al fin y al cabo. Strike two.
  3. A veces, la única solución que encontramos cuando nuestra realidad es algo devastador es refugiarnos en un mundo de ensueño, donde todo puede ser como nosotros decimos que es y nadie es capaz de decirnos lo contrario. A veces –muchas veces– esa felicidad, ese mundo, no es nada menos que el mundo virtual, internet. Allí encuentras personas que te entienden. Encuentras a alguien que te hace creer especial, que siempre estará a tu lado. Durante cinco meses te consideras la persona más importante del mundo sólo por haber sido elegido por esa persona, pero luego de un día esa persona te abandona sin misericordia alguna y... ¿cuál es la mejor parte? Ni siquiera pasan dos semanas que ya está con alguien más. Strike three.
OUT.
Ojalá todo esto terminara aquí. Pero el juego debe continuar.
Si hay algo que siempre he detestado son las mentiras. Pequeñas, grandes, insignificantes para algunos ojos, no las soporto. Imagínense como ha debido de ser el darme cuenta que viví toda una mentira. Una mentira que aún tengo la falsa y desvanecida esperanza que se convierta en una verdad. De que vuelva, pero ya sé que no lo hará, no volverá.
« Confiaba tanto en su palabra, que hasta le creí cuando me dijo que tenía miedo de perderme. »
Trato de mantener sujeta por la amistad. Hay personas que les tengo más confianza que a otras, o quizá sólo es más afecto. Hay personas que me hieren y sin embargo no puedo alejarme de ellas, porque no quiero alejarme, porque les quiero. 
Pero lo cierto es que, cada vez creo menos en las palabras de la gente. 
Estoy realmente harta de enviar mensajes y que me dejen de contestar, que te dejen el “visto” y no contesten mientras se pasan por otro lado como si nada felices de la vida. Que te dicen una cosa pero en realidad es otra. ¿Por qué mierda no confías en mí? Estoy todo el puto día preocupándome por ustedes y ni siquiera son capaces de responderme un puto mensaje, oh, vaya gracias. Realmente aprecio la valoración que me dan. Luego no pueden quejarse de nada. Trato de estar siempre que me necesitan, pero coño, nunca nadie está cuando yo necesito de alguien. 
Y me cansé. Estoy harta de que nadie me valore. Harta, harta. Estoy tan harta que la misma impotencia y frustración me ciega de todo.
Mañana no te enviaré más mensajes. Me da igual si te preocupa o no, porque ya sé que no lo harás. Seguramente me reencuentre con una amiga no tan vieja luego de esto, pero ¿qué importa? Nada importa.

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